domingo, 15 de julio de 2012

Niños soldado en el Congo

Un ex niño soldado raptado por las fuerzas de Lubanga relata su terrible experiencia y el calvario de la reinserción en Congo

“He visto morir a mis amigos. No a muchos. A todos”. Gestaing habla rápido, como si estuviese contando la vida de otro o, simplemente, como si no quisiese darse cuenta de que es la suya la que está dibujando con palabras entrecortadas. Habla mientras surfea al mismo ritmo hiperacelerado sobre su moto Made in China por las carreteras en construcción de Bunia, capital de Ituri, en el noreste de la República Democrática del Congo. La ciudad es un hervidero sin ley ni Estado que recuerda a las películas del Lejano Oeste. Hoteles, bares y tiendas surgen como hongos: Bunia tiene una prisa tremenda por cambiar de piel en el intento, urbanístico y económico, de borrar las profundas cicatrices de unas guerras —la de Ituri y las dos de Congo— largas y brutales. Gestaing, como mucho, logra maquillar sus heridas.

Ahora tiene 24 años y un trabajo de conductor de moto-taxi. En 2002 las milicias de la UPC, la Unión de Patriotas Congoleños de Thomas Lubanga, entraron en su casa y le robaron su adolescencia. “Los milicianos llegaron a mi aldea, en el norte de Bunia, en el camino que va hacia las minas de Mongbwalu. Estaba con mi madre y mis hermanas. Mi padre ya nos había abandonado por la guerra. No teníamos nada que darles, así que me raptaron. Tenía 14 años”. No fue el peor parado. “Conmigo atraparon también a unos niños de 8 o 9 años. Yo era de los mayores, eso me ayudó para sobrevivir. Y además, los de la UPC no hicieron nada a mi familia. Les bastó con capturarme”, recuerda Gestaing de su pasaje directo a la edad adulta.

Los señores de la guerra amenazaban a los niños con violar o matar a sus madres o hermanas, a menudo con disparos en el útero. Sin duda, la forma más brutal y definitiva para certificar el cambio de propiedad: de la familia a la milicia. A Gestaing le ahorraron este horror. Solo este.

Bajo Lubanga aprendió los rudimentos de su nuevo trabajo, el de niño soldado en África. En los meses pasados al servicio de la UPC, Gestaing se familiarizó con el machete, el Kaláshnikov y los lanzacohetes. En sus clases mezclaban el uso de herramientas tradicionales, técnicas de tortura y artillería ligera. “Me pusieron en las manos un Kaláshnikov y me enseñaron a matar”. A matar a los lendu, la etnia rival, y a los de su gente, los hema, que se atrevían a proteger al enemigo. “He matado a mucha, muchísima gente, pero o mataba o me mataban, no tenía otra opción”, dice como disculpándose por lo que hizo, presionado por órdenes que le superaban y cegado por el alcohol. “Nos daban de beber, y mucho”.

Gestaing y sus amigos también tenían que matar para conquistar y proteger la cuenca aurífera de Mongbwalu, fuente de la gran riqueza de esta provincia nororiental, limitada al norte por Sudán del Sur y al este por Uganda, un vecino demasiado interesado en las joyas de Ituri. Durante las dos guerras de Congo y la de Ituri, la carretera en dirección a Mongbwalu era una de las más peligrosas del mundo. Aún ahora se necesitan seis horas, un buen todoterreno y un gran chófer para recorrer los 87 kilómetros que separan Bunia de las minas… siempre que no llueva, pero esa es en la actualidad la única incógnita del viaje. Hace unos años, este trayecto te exponía a emboscadas, raptos, violaciones y homicidios. En aquella época las minas cambiaron a menudo de dueño, pero este ha sido el único lugar de la región donde nunca faltó la electricidad: nadie destrozaba las líneas de alta tensión necesarias para la extracción. “Milagros del oro”, sintetiza con ironía Gestaing.

En la zona de Mongbwalu le enseñaron también a violar, arma no convencional muy difundida en muchos conflictos, desde la guerra de Troya a los Balcanes. “No he violado”, cuenta sin que nadie pueda contrastar su testimonio, “pero he visto a amigos, a niños soldado como yo, obligados a violar y también a otros que violaban sin obligación, empujados por la dinámica de la milicia, de la guerra”. Según un informe del American Journal of Public Health, durante las dos guerras del Congo y la de Ituri se violaban a cuatro mujeres cada cinco minutos, un ritmo trepidante, marcado también por los niños soldado. En Ituri, las milicias marcaban sus siglas a fuego sobre la piel de las mujeres violadas, letras que se transformaban en un certificado de muerte si estas pasaban a manos de un grupo militar enemigo.

Lubanga, con su ejército de hombres y 3.000 niños, controla Mongbwalu entre 2002 y 2003, quemando aldeas, matando, torturando y obligando a huir a 60.000 personas. “Fueron los meses más duros”, recuerda mirando el suelo Gestaing. La región de las minas no es un territorio dulce como las colinas de Bunia, está en el medio de la intrincada selva africana. “Es más fácil esconderse, pero mucho más difícil moverse, y teníamos que actuar rápido”.

En marzo de 2003, el Ejército ugandés expulsa a Lubanga de Bunia. Para sus niños no fue el fin de la historia. “Estábamos felices, pero no sabíamos qué hacer, había un gran caos, mi aldea ya no existía. Lubanga se había ido a Kinshasa, pero la guerra no había terminado”. El conflicto continúa con más o menos baja intensidad hasta 2008. Entonces Gestaing recupera su libertad.

“Al final de la guerra hice lo que hicieron muchos de los milicianos: utilicé el dinero que el Gobierno daba a quien devolvía las armas para comprar una moto y convertirme en mototaxista”. La del taxista a dos ruedas es la actividad por excelencia de los exguerrilleros en Ituri. Esa o la de buscador artesanal de oro en Mongbwalu. Gestaing explica su elección: “No quería volver a la zona de las minas. Demasiados malos recuerdos. Y, además, alguien hubiera podido reconocerme. Prefiero vivir aquí en la ciudad, es más viva y el trabajo es menos duro”.

Sus amigos murieron en la guerra, por las balas, la dura disciplina o las enfermedades. Ahora tiene otros, todos mototaxistas como él. Aparecen en grupo esperando y disputándose a los clientes en cada esquina de Bunia. Muchos tienen la misma historia de Gestaing, la de una adolescencia robada. Un vacío lleno de violencia que nadie ayuda a curar, también por el hecho de que no existen psicólogos o centros de ayuda especializada en este rincón del planeta. “Salvo unas pocas ONG internacionales, que están abandonando lentamente Bunia, nadie se ocupa de los niños soldado aquí”, cuenta Jeanne Cécile Myamungu, una corpulenta monja de 41 años responsable del orfanato Charité Maternelle de Muzipela, en las afueras de Bunia. El director del hospital provincial, Clement Asani, lo confirma: “No tenemos personal cualificado, ni recursos. El Estado está ausente y las emergencias son otras, el paludismo, el sida, el cólera...”. Hay algunas estructuras locales de asistencia para las mujeres violadas, pero nada para los niños.

Gestaing no parece preocupado, encoge los hombros y mira adelante. “Hice bien en volverme taxista, algunos de los que luchaban conmigo se gastaron el dinero del Estado en alcohol y mujeres, y ahora se dedican a lo único que saben hacer: robar y violar”. Un pasado de violencia que podría resurgir pronto. Después de las tensas elecciones presidenciales de noviembre pasado, la paz en Congo y en particular en el este del país está de nuevo en entredicho. Fuertes vientos de guerra silban desde el norte de Kivu.

Gestaing se acomoda sobre su moto, te mira en los ojos y escupe su futuro: “Si se vuelve a liar, no me van a joder más, no vuelvo a matar para las milicias”. Ya no es un niño, ni quiere ser soldado.


Fuente | El País

sábado, 14 de julio de 2012

La ouija revela el inconsciente de quien la utiliza

Por siglos, la tabla Ouija —de nombre aparentemente misterioso, pero que en realidad viene de la palabra “sí” en francés (oui) y en alemán (ja) — ha sido el ícono de la comunicación hombre-inframundo.

Los ocultistas la han utilizado como médium para establecer un diálogo con espíritus de personas ya fallecidas, o con aquéllos que aún tienen cuentas pendientes en el mundo terrenal.

Aunque muchas veces se ha desmentido la veracidad de la tabla, algunas personas continúan siendo fieles a este espeluznante artefacto.

La comunidad científica se ha esmerado en demostrar que la tabla no posee ningún poder paranormal. Diversos estudios comprueban que el movimiento aparentemente irreal de la tabla se da a partir de una serie de movimientos ideomotores que activan músculos del cuerpo de manera inconsciente.

Un estudio realizado en la Universidad de Columbia, en Canadá, comprobó que, además de los poderes sobrenaturales que se le adjudican, la tabla puede reflejar la parte subconsciente de quien la usa.

Los psicólogos Hélène Gauchou y Ron Rensink crearon un sistema que permite la comunicación con esta parte del cerebro. Para ello reunieron a 27 voluntarios que tenían que responder “sí” o “no” a preguntas de cultura general por medio de la Ouija; también se les pidió contestar las mismas preguntas en una computadora.

Al utilizar la computadora, las personas fallaron en casi todas sus respuestas, mientras que con la tabla, el 65% del total fueron correctas, lo cual sugiere que a la hora de utilizar la tabla, una parte inconsciente-intuitiva del cerebro se activa para darnos una respuesta, exactamente igual que cuando esas preguntas son dirigidas a “espíritus”. El estudio indica que todo lo oculto que queremos saber de nuestras vidas y de otras personas, en realidad lo tenemos escrito con tinta indeleble en nuestra mente.


Fuente | Pijamasurf

lunes, 9 de julio de 2012

Los "círculos de hadas" de Namibia




Desde hace algunos años científicos se han mantenido perplejos ante la formación de círculos en los pastizales de Namibia donde deja de crecer la hierba. Por el momento no se sabe que es lo que los genera, pero una nueva investigación sugiere que estos círculos, conocidos como “círculos de hadas”, manifiestan una organización compleja y una especie de ciclo de vida.

Los círculos de suelo desnudo, generalmente de un diámetro de entre 2 y 12 metros, han aparecido desde Angola al norte de Sudáfrica, con una mayor concentración en Namibia, y tienen la particularidad de que alrededor de ellos la hierba crece más alto.

La gente local considera que son las huellas de los dioses, de forma similar a cómo en Europa se considera que los llamados “anillos de las hadas”, formaciones circulares de hongos, son creados por hadas o elfos en una danza interdimensional.

El investigador Walter Tschinkel, biólogo de la universidad del estado de Florida, recuenta que en un viaje a Namibia, al ver los círculos, en primera instancia pensó que debían ser formados por termitas, pero al analizar la tierra notó que no existe evidencia para afirmar esto. Tampoco hay evidencia para creer que se trata de falta de nutrientes (experimentos añadiendo nutrientes no causaron que la vegetación volviera a crecer) o de alguna toxina.

Observando imágenes satelitales, Tschinkel confirmó su hipótesis de que los círculos están vivos –o al menos son dinámicos. Notó que la mayoría de los círculos pequeños surgen y desaparecen cada 24 años, mientras que los grandes duran hasta 75 años.

Para estudiar este fenómeno Tschinkel analizó los datos de la NamibRand Nature Reserve, que en los últimos años ha vendido círculos a turistas por 50 dólares cada uno. Los compradores adoptan digitalemnte esta tierra: reciben las coordenadas de su ubicación para puedan monitorear su adquisición en Google Earth.

En total, Tschinkel calcula que estos círculos tienen un promedio de vida de entre 30 a 60 años y se forman generalmente en temporada de lluvias a más de cien kilómetros de las aldeas más cercanas. Aunque no ha logrado descubrir qué es lo que genera los círculos, su complejidad revela un patrón de organización biológica. Tal vez estemos presenciando un fenómeno de geometría viva, microorganismos desconocidos o algo aún más raro. Tshcinkel simpatiza con el sentimiento del misterio y desea que permanezca por más tiempo.


Fuente | Pijamasurf

domingo, 8 de julio de 2012

Los ojos se vuelven miopes en la oscuridad

Científicos de la Universidad de Murcia han descubierto mediante una técnica utilizada en la astronomía que la miopía es un fenómeno universal del ojo humano durante la oscuridad, causado por un fallo en el sistema de acomodación del ojo, según informa la revista 'PLoS One'.

La miopía nocturna es un misterio que "traía de cabeza a astrónomos y militares desde el siglo XVIII", según han reconocido los autores de este trabajo, que tras concluir su investigación admiten que el impacto en la visión es menor de lo que se creía, por lo que no sería necesario usar gafas o lentillas especiales para corregirla.

Este fenómeno, según han descubierto, se debe a un mecanismo de sobreacomodación del cristalino del ojo en la oscuridad, y afectaría por igual a miopes y no miopes.

Al carecer de la tecnología para realizar mediciones más precisas, hasta ahora se creía que este fenómeno mermaba la agudeza visual en un 15 por ciento, que se producía una miopía de 1,5 dioptrías --una cifra muy significativa-- y que era el posible detonante de muchos accidentes de tráfico.

De hecho, en la década de los 80 se popularizó el uso de gafas especiales durante la conducción nocturna para corregir la pérdida de agudeza visual.

Sin embargo, y como ha explicado uno de los autores del estudio, Pablo Artal, en declaraciones al Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC), recogidas por Europa Press, este trabajo ha probado que estos valores no corresponden con la realidad.

"Clínicamente, se pueden producir síntomas visuales por desenfoques tan pequeños como 0,5 dioptrías, pero estos solo se superan en la miopía nocturna en condiciones inusualmente bajas de luminosidad", ha afirmado.

En su laboratorio desarrollaron un dispositivo experimental basado en la óptica adaptativa, una técnica de la astronomía que elimina el efecto de turbulencia atmosférica en los telescopios.

Con este instrumento de luz infrarroja, midieron el nivel de miopía inducida por la oscuridad en el ojo en diferentes condiciones ópticas, haciendo mediciones en ocho sujetos con visión normal, con edades comprendidas entre los 24 y 49 años.


Fuente | Europa Press

miércoles, 4 de julio de 2012

Descubren el Bosón de Higgs

La Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) ha anunciado este miércoles el descubrimiento de una partícula que podría ser el Bosón de Higgs. Según ha explicado el portavoz del experimento CMS, Joe Incandela, se ha encontrado una protuverancia en los 125 Gev (gigaelectrovoltio)"muy significante".

Incandela ha señalado que, sumando todas las estadísticas de datos obtenidos por CMS, el resultado es cinco sigma, una cifra que es sufciente para dar por confirmado un descubrimiento.

El anuncio, que ha provcocado un largo aplauso del público, se ha producido durante la Conferencia Internacional de Física de Altas Energías (ICHEP 2012) que se celebra en la localidad australiana de Melbourne, en donde los dos experimentos del Gran Colisionador de Hadrones (LHC), el ATLAS y el CMS, han expuesto los datos obtenidos durante las colisiones ejecutadas en 2012.

Se cumplen así los rumores que señalaban que este miércoles se iba a anunciar el descubrimiento del Bosón de Higgs, también conocido como la 'Partícula Dios'. El Bosón de Higgs es un partícula elemental masiva, cuya existencia está predicha por el modelo estándar de la física de partículas y su hallazgo supone un papel importante en la explicación del origen de la masa de otras partículas elementales.


Fuente | Europa Press

Related Posts with Thumbnails