El acto de encender una cerilla, el rasgueo, los primeros chispazos, el incendio el fósforo y el fuego que consume la madera... todo ello pasa demasiado deprisa como para que el ojo humano aprecie algo más a un efecto pirotécnico fugaz.
El siguiente vídeo está grabado a 2.000 fotogramas por segundo. Más tarde tenemos otro segmento a 10.000 fotogramas por segundo en el momento de apagar la cerilla debido a que «apagar la cerilla soplando es un proceso tanto o más complejo y rico en cuanto a las turbulencias producidas por la interacción entre el aire exhalado y la llama de la cerilla».
Fuente | Xataka Ciencia
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