Entre los ecosistemas más asombrosos y singulares que podemos encontrar en los océanos están sin duda los llamados bosques de kelp o de laminariales.
Los bosques de kelp son ecosistemas costeros formados principalmente por un gran número de algas pardas del orden de las Laminariales, aunque puede haber también otras especies de menor talla y número de algas rojas y verdes que forman el sotobosque.
Las especies de algas pardas que componen estos ecosistemas pueden medir desde unos pocos metros hasta alcanzar los 50 metros o más de largo, y muchas veces el límite lo pone la superficie del mar, donde pueden acumularse y formar enormes islas flotantes de algas marinas. Aunque son más comunes en profundidades de pocas decenas de metros, determinadas especies del kelp pueden crecer hasta los 200 metros de profundidad.
Necesitan por lo general de un fondo rocoso donde fijarse fuertemente para no ser arrastrados por las corrientes marinas, y el agua ideal para ellos no debe superar por lo general los 20 grados de temperatura, por lo que estos bosques se encuentran en sitios de clima subtropical y templado principalmente. La presencia de unas gruesas vesículas que almacenan gas permite a muchas especies mantenerse siempre erectas en la columna de agua.
Los bosques de kelp están entre los ecosistemas más productivos del planeta, equiparándose en cuanto a niveles de productividad primaria a los arrecifes coralinos, los humedales y las selvas tropicales. En condiciones óptimas de temperatura, luz y de nutrientes, algunas especies son capaces de crecer hasta medio metro por día. ¡Casi podríamos ver el crecimiento a simple vista!
Esta inmensa productividad juega un papel importantísimo en el ecosistema, ya que son una parte esencial de la cadena alimentaria al ser consumidas por algunas especies de invertebrados y peces. Por otro lado, sirven de guardería para los juveniles de muchísimas especies que encuentran en ellos un refugio casi ideal contra los depredadores y las condiciones meteorológicas adversas.
Estos ecosistemas brindan importantísimos servicios ambientales al constituir barreras naturales contra la fuerza de las olas y marejadas que erosionan la costa, ya que al atravesar estos bosques la fuerza con la que llegan se disipa significativamente. Por otro lado, contribuyen a la fijación del carbono atmosférico, por lo que son importantes junto con otros ecosistemas muy productivos, en la regulación del clima global.
Mediante sus rizoides, con los que se fijan al sustrato marino, contribuyen a la estabilización del mismo. También son productores de materia orgánica y energía en el ecosistema, además de contribuir al mantenimiento de la calidad del agua.
Las principales amenazas de estos ecosistemas acuáticos son las tormentas, fenómenos que en los últimos años han incrementado la violencia y la frecuencia de impacto en algunas zonas costeras con presencia de kelp. Por otro lado, otra grave amenaza es la proliferación de especies herbívoras que se alimentan de estas algas. Esta proliferación se produce debido al desequilibrio ecológico que provoca el hombre al sobrepescar las especies depredadoras de estos herbívoros, lo cual provoca un exceso de población de los mismos, que destruyen los bosques de laminariales.
Fuente | Ojocientífico
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