Las moscas macho que buscan aparearse y son rechazadas por las hembras son mucho más propensas a consumir alcohol que sus pares satisfechas, según dice un estudio que publica la revista Science.
"Durante mucho tiempo se ha usado a las moscas Drosophila como organismo modelo para el estudio del alcoholismo", ha explicado la neurobióloga chilena Ulrike Heberlein, del equipo de la Universidad de California que llevó a cabo los experimentos.
El estudio, encabezado por Galit Shohat Ophir, del Departamento de Anatomía en la Universidad de California (San Francisco), ayuda a entender mejor una "senda de recompensas" en el cerebro que puede tener implicaciones para la adicción.
"Hasta ahora la mayor parte de esos estudios se han enfocado en los genes que afectan la adicción al alcohol", añadió. "Sabemos que casi el 50% de la propensión al consumo de alcohol responde a genes, pero también las experiencias en la vida afectan el consumo humano de alcohol".
Para determinar el grado en que las experiencias estresantes afectan la inclinación a un elevado consumo de alcohol, al menos en las moscas, los científicos decidieron "exponer a los machos a una experiencia estresante: el rechazo sexual de las hembras".
Después de aparearse, las hembras tienden a rechazar el contacto sexual con los machos durante un tiempo, explica la investigadora.
"Las hembras rechazan a los machos, se alejan rápidamente, los patean y no muestran interés en aparearse", añadió. "El experimento fue sencillo: tomamos un grupo de machos y los expusimos a ese rechazo de las hembras".
Las sesiones de rechazo duraron una hora tres veces por día, durante cuatro días.
Para comparar los resultados, otro grupo de machos fue elegido para recibir la compañía, cada uno de ellos de cinco moscas que aún no habían tenido ningún contacto sexual y amplias oportunidades para aparearse.
Los machos provistos con esas hembras vírgenes experimentaron sesiones de apareamiento de seis horas durante cuatro días.
"Los machos rechazados dejaron al poco de cortejar a las hembras", continuó Heberlein. "Y recordaron la experiencia, porque después no mostraron interés en aparearse ni siquiera con moscas vírgenes".
"Luego comparamos el consumo voluntario del alcohol en ambos grupos", ha proseguido Heberlein. "Encontramos que los machos rechazados por las hembras mostraron una preferencia notable por la comida con un 15% de alcohol, comparada con la comida normal".
"Esa diferencia en el consumo de alcohol continuó por varios días", añadió la investigadora.
La vida promedio de las moscas Drosophila es de unos 26 días para las hembras y 33 días para los machos, de modo que una propensión al alcoholismo por "unos varios días" bien puede representar una porción significativa en la vida de un moscón.
Para una comprobación adicional del impacto del rechazo sexual en la propensión a consumir alcohol, Heberlein y los otros investigadores separaron a los machos frustrados en dos subgrupos, y a uno de ellos se les permitió aparearse con hembras vírgenes durante 2,5 horas.
"La preferencia por el alcohol fue notablemente menor en el subgrupo de machos primero rechazados y después apareados", señala el artículo.
Fuente | El Periódico
Ay, yo no puedo con la vida. Entre moscas alcohólicas y moscas vírgenes se me ha atragantado el yogur de risa.
ResponderEliminarFeliz fin de semana
Bisous
Reír es bueno Madame jajajaja. Es muy curioso esto de las moscas alcohólicas.
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