La espectacular cueva de Naica en Chihuahua (México), como perteneciente a un reino fantástico de seres elementales, contiene los cristales de yeso más grandes del mundo y ahora se sabe que su formación fue un proceso milimétrico sumando un millón de años, a una lentísima velocidad que equivale al grosor de un cabello cada 100 años. La más refinada y reposada orfebrería de la brillante matriz de la Tierra.
El estudio de la formación de los cristales fue liderado por el cristalógrafo Juan Manuel García Ruiz, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, quien utilizando un microscopio de alta sensibilidad detalló los hallazgos.
“El crecimiento de estas formaciones es tan lento que hasta ahora era casi imposible de medir. Lo hemos conseguido gracias a un microscopio especial que hemos diseñado en colaboración con un grupo de investigación de la Universidad de Sendai, de Japón. Este instrumento nos ha permitido estimar que algunos de los cristales de la cueva ha estado creciendo durante cerca de un millón de años”, dijo García Ruiz, quien también labora para el Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra.
Las selenitas, nombre científico de los cristales, llegan a medir hasta 11 metros de largo, un metro de espesor y alcanzan un peso de 55 toneladas. Las pruebas de laboratorio indican que los trozos de yeso cristalizado se formaron a temperaturas entre 54°C y 58°C.
Los cristales se formaron debido al flujo del agua, que anegaba la cueva hasta que en 1975 fue drenada para explotar la mina y la cual, mientras circulaba, fue disolviendo la anhidrita del lugar, sulfato de calcio creado por magma caliente procedente de las profundidades de la Tierra que quedó allí atrapado, a la vez que se formaba yeso y aparecían los cristales.
“Si la mina no se hubiera drenado, los cristales seguirían creciendo ahora”, dijo García Ruiz.
Fuente | Pijamasurf
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