Una concha fósil descubierta en la colección de un paleontólogo aficionado puede albergar la evidencia de que los tiburones prehistóricos se alimentaban de amonitas hace unos 150 millones de años.
La amonita encontrada, de un tamaño similar a la palma de la mano, muestra tres dientes de tiburón atrapados en su concha, además de las marcas de la mordedura. Han sido encontradas señales de mordida en otros fósiles de amonita, pero debido a la dureza de las conchas los paleontólogos no habían podido dilucidar hasta ahora si se trataba de mordeduras de tiburón o de otros animales marinos. No es fácil averiguar con certeza lo que comían los depredadores hace 150 millones de años.
"Por primera vez tenemos una relación directa entre el depredador y la presa. Incluso podemos poner un nombre al depredador, que es un tiburón llamado Planohybodus", afirma el paleontólogo Romain Vullo de la Universidad de Rennes, Francia, y autor del estudio publicado el pasado 31 de marzo en Naturwissenschaften.
Estos tiburones medían unos siete pies de largo y vagaban por los océanos 200.000 años antes de que se extinguieran los dinosaurios. Las amonitas flotaban y el tejido blando del interior de sus conchas era una fuente de alimento atractiva para muchas criaturas.
"Antes de este descubrimiento, pensánamos que el Planohybodus sólo comía pescado, debido a la forma de sus dientes. Parecían más adecuados para ese tipo de depredación", dijo Vullo. "Este espécimen muestra que probablemente tenía una mayor gama de presas, incluyendo las amonitas".
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