El caleidoscopio lleva con nosotros muchísimos años, sin embargo no fue oficialmente patentado y presentado como lo conocemos hoy en día hasta el año 1816 por parte de David Brewster, un físico escocés.
El método de creación inventado por David Brewster era sumamente fácil de copiar, y su patente no dio muchas ganancias. Sin embargo más allá del asunto monetario, Brewster dejó consigo un hermoso invento que ha hecho feliz a millones de personas.
Si elaboramos una explicación sencilla sobre el funcionamiento de un caleidoscopio podríamos decir que se trata de una superficie llena de elementos, en este caso pedazos de vidrio u otros objetos de colores, dentro de un cuerpo interiormente espejado que refleja hacia todos los lados lo que está en el medio mismo. De esta manera se crea una vista homogénea y reproducida varias veces del bello caos formado en el interior del caleidoscopio.
Los caleidoscopios pueden estar formados por dos o más espejos. Las diferentes cantidades de espejos crean diferentes efectos en los mismos. Con dos espejos se crean los efectos más simples y homogéneos sin embargo con 3 o más espejos se puede conseguir un arte más bonito y especial.
En la base opuesta a la del visor se encuentran todos aquellos elementos que crearán lo que luego veremos. Ahora pensemos que estamos frente a un caleidoscopio de tres espejos, entonces la base será triangular, el reflejo estará encerrado por estos tres espejos, los cuales reproducirán infinitamente todo lo que aparece en el centro del mismo.
Al mirar por el visor vemos una figura reproducida cientos de veces por estos 3 espejos que se reflejan unos a los otros creando una visión infinita de un espejo dentro de un espejo.
La distancia de grados entre los espejos crea diferentes reproducciones de lo que encontramos en el centro.
Fuente | Ojocientífico
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