La solución conocida como agua de mar es el ingrediente esencial que compone los mares y océanos de nuestro planeta. En esta, uno puede encontrar todo tipo de cosas absolutamente interesantes, desde materiales que se han disuelto de la superficie terrestre a los materiales y fluidos que durante millones de años han liberado los organismos que viven o no en ella.
Estos numerosos y diversos componentes tienen influencia sobre las diferentes formas de vida. Algunos de ellos son su salinidad, sus temperaturas, los gases disueltos como el oxígeno o el dióxido de carbono, sus nutrientes y su pH, entre otras cosas.
Todo ello condiciona, afecta y ayuda o no de diferentes maneras cómo viven tanto las especies marinas como cualquiera de las demás.
La salinidad del agua proviene de los diferentes minerales disueltos allí y en particular, de la disolución de elementos químicos naturales como sodio, cloro, azufre, calcio, magnesio y potasio, entre otros.
Así lo expresa la profesora Galen McKinley, quien pertenece al Departamento de Ciencias Atmosféricas y Oceánicas de la Universidad de Wisconsin, en Madison, EEUU, cuando se le preguntó sobre el por qué del agua salada en los océanos.
El origen del carácter salino del agua de mar tiene raíces más que ancestrales y durante millones de años las emisiones gaseosas, las lluvias y las corrientes de agua que llegaron a los océanos desde la tierra tienen mucho que ver en la ionización salada del agua.
En la publicación de Herbert Swenson ¿Por qué es salado el océano? (Why is the ocean salty?) del Servicio Geológico de los Estados Unidos, se analiza detalladamente los diferentes aspectos de la salinidad del agua y allí se señala que se trata en realidad de una compleja solución prácticamente de todas las cosas.
Se compone de sales minerales y diversas materias biológicas producto de los desechos y la descomposición de la tan abundante vida marina. La sales de los océanos generalmente provienen de largos procesos graduales como la ruptura de rocas ígneas de la corteza terrestre al enfriarse, la erosión, el desgaste de las montañas, la acción disolvente de las lluvias y las corrientes que transportan agua cargada de minerales y otros compuestos hacia el mar.
Por otra parte, el resto de las sales proviene de la disolución de rocas y sedimentos que se encuentran debajo de la superficie terrestre y también del propio océano. Los materiales sólidos y gaseosos que se escapan desde la corteza terrestre a través de los numerosos conductos y respiraderos volcánicos o los que se forman en la atmósfera, también agregan su granito de arena (o mejor dicho: de sal).
Producto de todas estas cosas, el agua de mar tiene una enorme abundancia de iones de cloro y de sodio que forman cloruro sódico (sal), que al concentrarse y encontrarse en grandes cantidades simplemente vuelven el agua salada.
Fuente | Ojocientífico
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