A pesar de que el fenómeno de las mareas fue observado y estudiado a lo largo de la historia por su particular y cautivante mecanismo, no había logrado explicarse hasta hace unos pocos siglos atrás.
Hoy sabemos que las mareas son los alternantes aumentos y descensos en los niveles de la superficie de los mares y océanos de la Tierra. También sabemos que ocurren debido a la atracción gravitacional que ejercen la Luna y el Sol sobre nuestro planeta, mientras éste se encuentra rotando sobre su propio eje.
Aunque asociamos este fenómeno únicamente con los océanos y los mares del planeta, el mismo efecto se produce de manera similar en la atmósfera e incluso en la litosfera, la capa más externa de la Tierra. Pero se necesitó un largo camino de estudio e investigaciones para alcanzar los conocimientos que hoy tenemos sobre las mareas.
En el siglo IV a. C, por ejemplo, el científico griego Piteas fue el primero en observar la relación entre las mareas, el Sol y la Luna, ofreciendo una explicación parcial que más tarde fue desarrollada y perfeccionada por hombres de ciencia como Bacon, Galileo o Kepler entre otros. Para el año 1632, Galileo señalaba que las mareas eran el resultado del chapoteo del agua al moverse la Tierra alrededor del Sol, aunque se trataba de un avance, la teoría era incorrecta.
Su contemporáneo Kepler, basándose en diversas observaciones, sugirió que en realidad la responsable era la Luna y, aunque Galileo creyó que Kepler se estaba equivocando, éste último tenía razón. Finalmente fue Newton quien acertadamente determinó que las mareas eran el resultado de las fuerzas de atracciones gravitacionales de masas astronómicas, que interactuaban entre la Tierra, la Luna y el Sol.
Entre la Pleamar y la Bajamar existe un período aproximado de 6 horas con 12 minutos, completando un ciclo que dura 24 horas con 50 minutos. La Luna, al encontrarse a una distancia mucho menor de la Tierra que el Sol, es la principal causa de las mareas. Esto fue verificado por Newton cuando demostró que la atracción gravitatoria entre dos cuerpos depende de las masas de los mismos y de la distancia que los separa.
Es por eso que cuando la Luna está exactamente sobre un punto dado del Planeta, la combinación de estas fuerzas produce una elevación de las aguas sobre su nivel normal (pleamar). Lo mismo ocurre en aquellas regiones situadas del lado opuesto de la Tierra. Así se denomina como marea directa a la que ocurre por la influencia directa de la Luna y marea opuesta a la que se produce por su influencia indirecta. La marea solar también se produce cuando el Sol ejerce su influencia gravitacional sobre un punto dado de nuestro planeta, pero dado que esta mucho más lejos de la Tierra que la Luna, su capacidad para crear mareas es un 46% menor.
Fuente | Ojocientífico
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