Cuando dos personas están enamoradas sus cerebros liberan oxitocina. Esta hormona está directamente relacionada con la capacidad de construir relaciones saludables y a largo plazo con las personas, ya que ayuda a crear lazos interpersonales: no solo está directamente relacionado con el sexo, sino también con el proceso de nacimiento y lactancia.
Esto se debe a que la oxitocina estimula el centro de recompensa en el cerebro masculino, lo que aumenta el atractivo de su compañera y fortalece la unión monogámica. La oxitocina es la que nos hace la excepción a la norma de los mamíferos, que no suelen tener una única pareja sexual. La hormona del amor actúa como una especie de droga para las parejas que están en una relación a largo plazo. Esto también podría explicar por qué las personas se sienten mal o se deprimen al finalizar una relación: los niveles de oxitocina bajan y el sistema de recompensa está subestimulado.
La oxitocina no solo hace que el amor esté en el aire, también es la responsable de situaciones sociales negativas ya que genera miedo y ansiedad. Esto se debe a que la hormona fortalece la memoria social de una región específica del cerebro, y también aumenta las posibilidades de sentirse estresado o ansioso en eventos sociales.
Estudios científicos han demostrado que los altos niveles de oxitocina en un hombre permiten que haya una mejor relación entre él y su hijo recién nacido. Ellos están más sensibles y dispuestos a jugar, y los pequeños se muestran más receptivos al cariño paterno.
Recientes estudios han demostrado que si se utiliza un inhalador con oxitocina aumenta el procesamiento de información social en niños con autismo. Es como si abriera los «poros sociales» del cerebro, permitiendo que este «entienda» mejor los procesos sociales y ayuda a sintonizar mejor los objetos que inhiben el aprendizaje.
Parece ser que la oxitocina es la hormona del amor, y mucho más, ya que puede ayudar a nuestro cerebro a lidiar con diferentes tipos de situaciones. Las hormonas, así como el resto de los compuestos químicos que se producen en el cuerpo son fundamentales para nuestro funcionamiento cotidiano: no solo las funciones fisiológicas, sino también los procesos psicológicos y sociales que desarrollamos permanentemente.
Fuente:
Batanga
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