Si por algo era conocida hasta ahora la localidad finlandesa de Espoo es por ser tener la principal sede de Nokia, pero hace un año, en la misma ciudad germinó una idea que ya comparte –al menos, temporalmente– el protagonismo con la multinacional de los teléfonos móviles y que se ha extendido por el mundo como un virus. Se trata de un sencillo videojuego, Angry Birds (pájaros enojados), creado por la firma Rovio para el iPhone y que, merced a su enorme popularidad, con 50 millones de descargas –12 millones de pago y 38 gratuitas con publicidad–, se ha extendido a otras plataformas como Android y Symbian (Nokia) y ya prepara versiones para las videoconsolas domésticas y ordenadores, además de estudiar el salto también al mundo de los dibujos animados y a la mercadotecnia de sus personajes.
El argumento del juego es muy sencillo: unos cerdos de color verde roban los huevos del nido de unos pájaros de diversas especies. En venganza, las aves se lanzan a sí mismas mediante un tirachinas contra los cerdos para intentar destruirlos en sus escondrijos –estructuras de diversa complejidad de madera, cristal y piedra–.
Esta especie de yihad ornitológica acaba siempre con la autodestrucción de los pájaros, que no obstante se lanzan con enorme decisión contra sus adversarios porcinos pese a saber que también desaparecerán ellos. Lo importante, en este caso, es acabar antes con el enemigo. Las expresiones son siempre de enfado, excepto cuando liquidan a todos los cerdos de una pantalla, momento en el que los pájaros que todavía no se han lanzado y que son los supervivientes lo celebran jaleándose y saltando.
La popularidad de Angry Birds es colosal en todo el mundo. Rovio calcula que ahora mismo se juegan, cada día, 200 millones de minutos de su juego, que es o ha sido durante varios meses, lo más vendido en las tiendas de aplicaciones de Apple de 67 países, incluida la de España.
Entre la gente famosa que juega habitualmente a Angry Birds se encuentran personajes como el primer ministro británico, David Cameron, la nueva primera ministra de Australia, Julia Gillard, el ex futbolista Paul Gascoigne, la cantante Kylie Minogue, o uno los presentadores estrella del late night en la televisión de Estados Unidos, Conan O'Brien, o el cantante Justin Bieber.
Mientras que al premier británico no le importó confesar que es un fan de Angry Birds, que permite jugar desde menos un minuto a varias horas, su homóloga australiana, que fue cazada in fraganti jugando con el móvil, aclaró que no era una jugadora ávida y aseguró que suele tener tanto trabajo que no dispone de mucho tiempo para dedicarlo a actividades lúdicas.
El videojuego saltó del iPhone a una versión con mayor definición para el iPad, y de ahí, su carrera parece imparable. Rovio puso a disposición de los jugadores una versión lite, gratuita, y otra completa. El precio para el teléfono es de 0,79 euros, al alcance de cualquiera. Para Android sólo existe una versión gratuita, ya que su tienda de aplicaciones ofrecía más dificultades para fijar un mismo precio en varios países, así que lleva publicidad y proporciona a Rovio beneficios, de momento, de un millón de dólares al mes. A finales de octubre, salió la versión Halloween, con escenarios nocturnos, y hace unos días se publicó otra versión, Angry Birds Seasons, con motivos navideños, aunque con la misma mecánica de juego.
El origen de Angry Birds está salpicado de casualidades. En Rovio, buscaban personajes para un juego sencillo y uno de sus creadores gráficos presentó algunos bocetos sobre pájaros a los que no les añadió las alas. Gustaron tanto que enseguida fueron aprobados. El siguiente paso era definir quiénes serían sus enemigos. Por aquellos días, los medios de comunicación proporcionaban información constante sobre la evolución de la gripe A–antes llamada gripe porcina– ante la llegada del invierno al hemisferio norte. Así que, ¿por qué no hacer a un grupo de cerdos verdes los adversarios de los pájaros?
La locura por los pájaros enfadados ha sido tal que, con motivo del primer aniversario del lanzamiento del juego, en diversas ciudades del mundo se han organizado encuentros de fans. Algunos de ellos han aparecido incluso con disfraces confeccionados por ellos mismos para encarnar a los orondos pájaros.
Uno de los momentos clave en el primer año de existencia de Angry Birds fue su aparición en el popular programa satírico de la televisión israelí Eretz Nehederet (es un país maravilloso), en el que pájaros y cerdos aparecen en un plató junto a un moderador e intentan mantener conversaciones de paz que acaban con un fracaso y con las aves lanzándose contra los mamíferos para destruirlos. Es uno de los vídeos de éxito de YouTube de noviembre.
¿Por qué gusta tanto Angry Birds? La simplicidad del juego parece ser una de las razones. Lo pueden jugar desde niños a adultos por su mecánica simple. Sólo hay que utilizar un dedo para proporcionar al tirachinas potencia e inclinación. Una vez lanzado el misil animal, es posible que el jugador tenga que volver a pulsar sobre la pantalla para que el pájaro lanzado despliegue su característica especial. Y nada más. Sólo hay que esperar a ver si caen los cerdos para pasar al nuevo nivel.
Angry Birds se ha estudiado desde todo tipo de ángulos. El más original es de la revista Wired: el físico Rhett Allain estudió el movimiento parabólico de los pájaros para concluir que, cada uno debería medir en un mundo real unos 70 centímetros de alto. Suerte que son virtuales.
Fuente: La Vanguardia
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