Tres profesores resuelven uno de los grandes retos de la criptografía, un códice del siglo XVIII que guardaba secretos de la secta masónica de los Oculistas. La clave ha sido matemática.
Portada del Copiale Cipher |
La cubierta azul, con brocados en dorado, las páginas amarillentas, sujetas por hilos que han dado de sí con los años, contienen solo números, símbolos abstractos y algunas letras reconocibles. Hace 200 años que eso era todo lo que se podía decir del Copiale Cipher, un libro escrito en matemáticas. Son 105 páginas sin espacios, escritas casi sin tachones con una cuidada caligrafía en un código sin leyenda. El trabajo de tres profesores ha desvelado uno de los grandes retos de la criptografía. Ese texto encriptado contiene las bases de una sociedad masónica secreta de mediados del siglo XVIII: los Oculistas o la secta del Gran Ojo.
"Junto a un montón de velas, varios instrumentos y anteojos, perspectiva microscópica, un paño y un vaso de agua deben estar presentes", así empezaba el rito de iniciación de un aspirante, el más importante para la secta. Más de dos siglos se han tardado en desvelar los secretos de los "doctores del ojo", como se autoproclamaban. Su nombre no se debía a una pasión irrefrenable por la oftalmología, sino a que se consideraban los elegidos para abrir los ojos al mundo. Creían que se podía entender el significado del universo a través de la geometría y el número, por eso el candidato debía demostrar su soltura en el sistema de lectura "en el arte del cifrado" que empleaban.
El desciframiento del Copiale Cipher es especialmente interesante para los expertos en masonería porque el libro data de entre 1760 y 1780, casi un siglo antes de la Inglaterra victoriana: la época por excelencia de sectas y reuniones secretas, a través de las que escapaban de su propia rigidez. "En cierto modo, dejaban su propia identidad en la puerta. Al entrar en la logia abandonaban el traje de su antiguo yo", según Andreas Önnerfors, experto en masonería de la Universidad sueca de Uppsala, que está estudiando la importancia histórica del descubrimiento.
Era una segunda vida de rito y matemáticas. El Copiale Cipher explica con detalle la importancia del escenario en las ceremonias, deteniéndose en el rito de iniciación. "Elaborado solo con tiza, para que todo se pueda borrar después de la recepción", se dibujaban varios símbolos, hasta construir un mosaico de matemáticas. En el centro, hay una estrella redonda que "representa a Dios como el mayor maestro de obras y también de la geometría". El 3 es la Trinidad, el 5 el ser humano. ¿El 10? "¡No recuerdo haber visto ese número nunca en las enseñanzas masónicas! Se me ocurre que podrían ser dos seres humanos...", especula Önnerfors.
En el Copiale Cipher se detallan algunas de las contraseñas que los Oculistas empleaban para no ser descubiertos: "Cuando no se esté seguro de si uno de los presentes es masón, se pregunta qué clima hace en el exterior. La respuesta es buena o mala, de acuerdo con las circunstancias".
El secretismo de las sectas fue más fuerte en países donde los masones eran castigados con la muerte, como en España, donde se persiguió durante el franquismo a las sociedades secretas que se habían introducido en la Península a través de Gibraltar. "Si el candidato no ha demostrado su lealtad y obediencia (...) es para siempre rechazado por la orden", explica el códice.
-¿Qué pasaba si alguien rompía la promesa?
-Eso queda a la imaginación, ¡el libro no especifica cuál es el castigo!
Sí se habla, en cambio, de pequeñas multas: "No se permite jurar, blasfemar, o hablar de forma deshonrosa. El contraventor será castigado con una sanción monetaria que se pondrá en la caja de limosnas".
El libro está estructurado en tres partes. En la primera describe el rito de iniciación para los nuevos miembros de la secta, en la segunda habla de la masonería y en la última, más esotérica, trata conceptos más abstractos, una mezcla de ideas religiosas y matemáticas que son la base filosófica de la secta. El desciframiento del libro comenzó como un hobby de fin de semana para el profesor Kevin Knight, del Instituto de Ciencias de la Información de Marina del Rey (California): "Era un reto. En realidad mi especialidad es en programas informáticos de traducción lingüística, no en criptografía". Cuatro meses más tarde y con la ayuda de Beáta Megyesi y Christiane Schaefe, profesores del departamento de filología y lingüística de la Universidad de Uppsala (Suecia) habían roto un secreto que llevaba más de dos siglos.
¿Lo más difícil del proyecto? "Averiguar que los símbolos y números que construían el texto escondían un mensaje que debía leerse en alemán". Llegaron a esa conclusión porque el libro había sido encontrado en la Alemania Democrática, satélite de la URSS en los tiempos del país dividido. Pertenecía a una colección privada, pero lo guardaba la Academia de las Ciencias de Alemania Democrática, con la caída del muro de Berlín se descubrió un nuevo reto para la criptografía. "Lo descifré sin hablar ni una palabra de alemán, el idioma base del texto", comenta divertido Knight. Con su comentario no pretende desprestigiar el logro, sino subrayar que la clave de la decodificación ha sido matemática, no lingüística.
-¿Google Translator?
-¡Ojalá hubiera sido tan fácil! Estaba escrito en alemán antiguo. Tuve que utilizar el diccionario de mi iPhone para traducir las palabras a alemán moderno y luego al inglés.
El método de desencriptación mezcla las herramientas informáticas con garabatos a papel y lápiz. El procedimiento fue sencillo, aunque laborioso: un programa informático calculó la frecuencia de repetición de las letras en alemán y la contrastó con la frecuencia de repetición de los símbolos. En base a esos resultados se procedió al cambio de letras: ¡voilà!, tenían sentido. Había, eso sí, pequeños errores que subsanar. Los acentos y algunas letras marcaban pequeñas modificaciones en la traducción y las letras románicas señalaban la separación de palabras.
"La base de estas sectas era su carácter exclusivo, el fuerte sentido de pertenencia que despertaban en el grupo", comenta Önnerfors. Para sus estudios, la traducción ha sido fundamental. Solo es el libro de una sociedad secreta más, pero le permite hurgar en su retina. "Ya les he pasado [a los profesores que han descifrado el libro] otros que son un misterio, a ver si consiguen resolverlos", explica. Uno de estos es el manuscrito Voynich, un misterioso libro ilustrado, escrito en el siglo XV en un alfabeto desconocido, que es el Santo Grial de la criptografía histórica. Nadie ha conseguido descifrar ni una letra. El profesor Knight y sus compañeros ya se han marcado un nuevo reto.
Fuente | El País
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