Como si de un juego de espejos se tratara, una señal puesta ahí para el desciframiento de los entendidos, la antorcha olímpica que recorre por estos días tierras británicas ante la inminente inauguración de la justa deportiva internacional, incurrió en un momento que raya entre lo misterioso y lo inexplicable cuando su fuego tomó la forma de un corredor portando una antorcha.
La imagen fue captada la semana pasada durante un recorrido del emblemático fuego de Hereford a West Midlands, en el oeste de Inglaterra.
Y aunque es evidente que en la toma no puede descartarse el papel de la contingencia ―el ángulo, la luz, el momento del día, el preciso instante en que el fotógrafo accionó el disparador― por lo pronto la inquietante casualidad nos deja pensando en la pareidolia, la piromancia, los significados ulteriores y posiblemente inexistentes de sucesos tan extraños, tan coincidentes, como este.
Fuente | Pijamasurf
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