Un nuevo incidente sacude a la central nuclear de Fukushima: tras tres explosiones y la aparición de grietas en la vasija del reactor 2, un incendio que se ha declarado pocos minutos antes de las 23:00 (hora española) está afectado al reactor 4 de la central.
La situación en la planta nuclear de Fukushima en Japón entró hoy en fase crítica tras un incendio y una nueva explosión que desataron el temor a una fuga masiva de radiactividad, que ya se está dejando sentir en Tokio, y la declaración de un radio de exclusión aérea de 30 kilómetros. Además, una fuerte réplica de 6,3 grados en la zona ha añadido tensión a la grave crisis nuclear que vive el país.
Para la UE no hay duda: el comisario europeo de Energía, Günter Oettinger, ha afirmado tras la reunión de los representantes de los 27 para aprobar la realización de test de seguridad en las centrales europeas, que en Fukushima la situación es "apocalíptica": "En Japón hablamos de apocalipsis y creo que el término está particularmente bien escogido. Prácticamente todo está fuera de control y no descarto que lo peor venga en las próximas horas".
El Gobierno ha reconocido que la radiactividad puede afectar a la población y ha ordenado la evacuación de 20 km de radio alrededor de la central y la creación de una zona de exclusión aérea de 30 km, en la que la población debe quedarse cerrada en sus casas. La situación más grave parece concentrarse en los reactores 2 y 3 de esa central, donde a primera hora de hoy tuvo lugar una explosión que, además de dañar el edificio de la unidad 2, parece haber afectado a su sistema de contención.
El ministro portavoz, Yukio Edano, consideró muy probable que esté dañado y advirtió de que los niveles de radiación de la central son lo suficientemente altos como para ser perjudiciales para la salud. Hay que añadir que la compañía operadora Tepco no puede llenar con agua el depósito de refrigeración de las barras de combustible usadas en el reactor 4 de la central, informó la agencia de noticias Kyodo. La situación ha llegado al extremo de que el primer ministro nipón espetó un "¿Qué diablos está pasando?" a los responsables de Tepco ante la falta de respuesta de éstos.
Fuente | La Vanguardia
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