El 10 de marzo de 1928 el niño Walter Collins desapareció de su domicilio en Los Ángeles, California.
Su madre, Christine Collins, se había ausentado para cubrir horas extras en su empleo. Cuando regresó, lo buscó en el barrio y luego acudió al Departamento de Policía.
Éste, al estar muy desprestigiado por su corrupción, consideró que el caso podría afectar su imagen, y a los pocos días informó a la madre que el pequeño había aparecido. Pero Christine se sintió desconcertada al encontrarse con el niño: no era su hijo.
Entonces regresó a la policía para reportar que el niño era un impostor. Las autoridades hicieron caso omiso y cuando ella insistió sobornaron a un psiquiatra para que le diagnosticara una enfermedad mental.
Fue internada en el pabellón psiquiátrico del Hospital General del Condado de Los Ángeles y allí permaneció diez días.
Salió de la institución al descubrirse que todo era un ardid de la policía. El impostor Arthur Hutchins hizo una breve declaración escrita: "No soy Walter Collins. Lo dije porque quería estar en las películas de Hollywood".
El destino del verdadero Walter nunca se supo. Aunque se le cuenta entre las víctimas de los 'Crímenes de Wineville' (los homicidios cometidos en Los Ángeles entre 1928 y 1930 por el psicópata Gordon Stewart Northcott), éste nunca aceptó haberlo matado y sus restos no estaban en la granja donde fueron hallados los despojos de las víctimas.
Fuente | Nuestro Mundo
No hay comentarios :
Publicar un comentario
Todos los comentarios que contengan enlaces serán eliminados automáticamente.