"Podremos imprimir tazas de desayuno en casa".
Esto es lo que afirma Marta Malé-Alemany, comisaria de la exposición Full printed. Imprimint objectes, que podrá visitarse hasta mayo del 2011 en Disseny Hub Barcelona (Dhub).
¿Cómo? A través de las nuevas tecnologías de fabricación digital tridimensional o lo que es lo mismo: la fabricación aditiva, también llamada impresión 3D. El proceso es el siguiente: a partir de un diseño tridimensional, la máquina o impresora va construyendo el objeto dibujado sumando finísimas capas de un material determinado. Lo hace partícula a partícula, según los datos que le envía el ordenador. Esto significa la desaparición del modelo industrial de producción en serie que caracterizó el siglo XX y la entrada de un nuevo paradigma más flexible y personalizado, además de una revolución en el mundo del diseño. En otras palabras: «Antes era diseño, fabricación y distribución. Ahora se puede hacer todo a la vez. Y todos somos diseñadores, productores y distribuidores», apunta Malé-Alemany.
«Igual que ahora imprimimos tarjetas de visita en casa, podremos imprimir las tazas del desayuno».
La exposición exhibe multitud de objetos de todo tipo de materiales y formas, todo salidos de una impresora: desde taburetes plegables hasta joyas y vestidos. «Piezas complejas, articuladas, y de varios materiales –explica la comisaria– que no necesitan un ensamblaje posterior». Los hay rígidos y flexibles, monocromos y de colores, de plástico, de resinas, de cerámica, de metal y de vidrio, de todo menos de madera, el único elemento que aún se resiste a este tipo de fabricación. Aunque «todo es cuestión de tiempo», y como muestra la sala dedicada a la investigación con ejemplos en el mundo de la biología y la construcción: en un futuro se podrán imprimir órganos a partir del tejido celular de uno mismo; y hasta edificios.
Zapatos salidos de una impresora 3D
Ni el concepto ni el proceso son fáciles de entender, por eso el Dhub ha organizado Laboratori de fabricació, un amplio programa de exposiciones –entre las que se encuentra Full printed. Imprimint objectes–, talleres –con maquinaria real abiertos a todo el público– y otras actividades que pretenden explicar el fenómeno de una manera comprensible. Porque lo cierto es que la impresión 3D, aunque parezca algo muy lejano, ya está aquí. «Por 5.000 dólares se puede tener una de estas máquinas en casa», asegura Malé-Alemany. Su popularización y generalización no tardarán en llegar. «Solo es necesario que las tecnologías 3D se democraticen. Es lo mismo que pasó hace años con los ordenadores», concluye.
Fuente:
El Periódico
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