Pocos códigos sin descifrar inspiran tantas interpretaciones imaginativas como el manuscrito Voynich, un tomo medieval lleno de ilustraciones de plantas medicinales, diagramas astrológicos, ninfas desnudas y páginas llenas de escritura indescifrable. A pesar de haber sido estudiado durante los últimos cien años por los mejores criptoanalistas, no ha podido descifrarse ni una sola palabra.
Poco se sabe sobre la historia de este libro antes de 1912, cuando el librero Wilfrid Voynich lo encontró en un monasterio italiano, aunque se cree que perteneció al emperador Rodolfo II de Bohemia.
En 2004 el científico y lingüista Gordon Rugg, de la Universidad de Keele en el Reino Unido, hizo público un argumento en el que se muestra convencido de que el manuscrito es, en realidad, un engaño. Esto contradice las investigaciones anteriores, que muestran que los patrones de longitud de las palabras y combinaciones de símbolos es similar a los que se encuentran en las estructuras de las lenguas reales, algo que sería muy difícil de lograr por un falsificador. Pero Rugg insiste en que sería posible crear una estructura de lenguaje similar a la del manuscrito utilizando técnicas conocidas por los criptógrafos del siglo XVI.
Andreas Schinner, de la Universidad Johannes Kepler de Linz, Austria, publicó en 2007 un estudio que apoya esta teoría. Sin embargo, no hay duda de que el manuscrito es antiguo. Las pruebas de radiocarbono realizadas en 2009 indican que el libro data del siglo XV. Schinner dice que esto no excluye que sea falso, pero reconoce que no es posible demostrar si el texto tiene o no algún significado.
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